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La pérdida es silencio, ahora lo veo. Es el dolor que uno decide no compartir; pero que surge en el momento exacto en que comienza a desbordarnos el alma –sin siquiera darnos cuenta. Para quien lo desconoce, es un balde de agua fría; el cambio es su consecuencia. Cambio. Cambio abrupto, estrepitoso, que no puede más que empatizar con el dolor, con el sufrimiento –silencioso– de aquel (aquella) que ha perdido a alguien que ni siquiera pudo llegar a conocer.
Una entrada muy especial. Un momento de reflexión. Pérdidas, dolores. Muy íntimo. Saludos.
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Muy interesante reflexión!
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